No soy escritor, pero nada ni nadie me puede impedir subir este "cuento" corto que escribí en una hora hace algunos días...y si...no tengo otra cosa para postear...Su AsientoEl personaje en cuestión, no es nadie en particular, y al igual que millones de personas en el mundo no se "destaca" demasiado por sobre el resto de la gente. Dicho personaje no es: ningún personaje mediatico, ningún artista de renombre internacional, no es político por lo tanto sus promesas no son vacías, en resumen, es una oveja más en el millón que componen el corral que es el mundo.
Este pálido personaje, no sería objeto de interés para ninguna novela de ficción, y de hecho, no es de interés para ningún tipo de cuento. Pero en este día que se va a narrar, dicho personaje, va a abandonar por unas horas su forma común de ser y estar en la vida para ponerse el traje de un personaje que experimenta hechos inesperados. Todo esto sin moverse de "Su Asiento".
7:30 am, el sujeto en cuestión golpea su despertador, luego se recuesta otra vez sobre su almohada. Sin quererlo se duerme otros diez minutos, cuando despierta comprueba que tiene veinte minutos para entrar a su trabajo, un trabajo normal, sin nada inesperado para personas normales. Una vez dispuesto a salir, se sitúa en la parada de ómnibus, después de todo, esto es lo que hace siempre.
Ya en el transporte público, se sienta en los asientos laterales "para lisiado y/o maternal". Rápidamente, uno de los momentos de mayor tensión de su vida diaria aparece; una persona de la tercera edad subiendo al ómnibus, esta, luego de mostrar al conductor (ah, también cobrador) una misteriosa tarjeta (carné de juvilado) se dispone a buscar asiento, después de todo, se acerca su final y lo único que desea es que alguien, políticamente correcto le regale su lugar, como debe ser.
Retomando a nuestro personaje en cuestión, quien le teme a estos seres, comienza a elaborar una respuesta a la mayor interrogante diaria de su vida: ¿cuál es la mejor forma de evitar que un anciano me saque el asiento?, mientras intenta responder a esta pregunta, la señora se acerca más, y más, es que si bien los asientos están cerca de la puerta, la señora camina muy lento. En este momento, nuestro personaje, con gran paciencia concluye: "si elige mi asiento, si me mira como pidiéndomelo, yo miro por la ventana haciéndome el distraído", segundos después ocurre lo previsto, la señora se queda frente al asiento lateral "maternal", esperando que nuestro personaje tenga un buen gesto. Pasan algunos segundos más, nuestro personaje continúa con su estrategia de "mirar para otro lado" y la señora toma la lanza y dice:
-Joven, podría usted darme su lugar, estoy muy vieja.
El "joven", es decir nuestro personaje, tiene dos opciones; responderle o callar, se decide por la segunda.
Tras el silencio de nuestro personaje, la señora repite el pedido pero con un tono más cruel:
-Tengo derecho, los asientos del costado, los que miran hacia el pasillo son para personas necesitadas, como yo...por si no sabe leer.
En este momento, nuestro valiente caballero decide mandar una ofensiva hacia la anciana:
-Escuche señora, yo también soy un sujeto de derecho y lamentablemente usted también, pero no debería serlo, así que por lo tanto, tengo derecho a los asientos porque estoy necesitado también, necesito descansar para las ocho horas de trabajo que tengo por delante.
La cara de "por favor, perdón y gracias" de la señora, se transformó, y luego de la intervención de nuestro personaje, otro ser se unió a la conversación, el "conductor cobrador" que sin dejar el volante dijo:
-Mirá loco, todos tenemos que laburar, así que dejate de jodér y dale el asiento a la señora así terminamos con esto.
Luego de esta intervención, y bajo un silencio terrible en el ómnibus, nuestro personaje replicó:
-Por lo que veo, ahí dice "coche con conductor cobrador", no dice "coche con conductor juez", así que le pido que se limite a conducir y cobrar.
Esta contestación de nuestro personaje dejó mudo por algunos momentos al "conductor cobrador" que susurraba, seguramente cosas monstruosas.
A todo esto, no pasaban más que minutos, y la situación seguía igual; la señora parada, nuestro querido personaje sentado y el conductor (cobrador) profiriendo insultos en voz baja.
La señora, luego de unos segundos de descanso, decidió dar inicio al segundo round, y realizó otro pedido, esta vez, tratando de ponerse del lado de nuestro personaje, para tratar de caerle bien y convencerlo dijo:
-Yo tengo un hijo, es como vos, tiene tu edad, y no le gusta ir a trabajar, trabaja en el Correo, yo te entiendo, pero entendeme a mi, y dejame que soy una pobre viejita.
Nuestro "enojado" personaje respondió:
-¿Cuando fue que yo le dije mi edad?, ¿como sabe que su hijo es como yo, si no sabe como soy?, ¿quien dijo que no me gusta trabajar?.
Después de esto, y sin casi recursos la señora dejó salir toda su frustración, y con la honestidad y agresividad de quien está cerca de su muerte dijo:
-Ese asiento, como dice el letrero está destinado a gente como yo, y si no lo entiende lo vamos a hacer bajar del ómnibus, yo y el conductor, ¿verdad chofer?
Después de unos segundos, nuestro personaje contestó:
-Este asiento, no tiene nada de diferente al resto, solo este cartel, que, por si no sabe leer dice: "asiento maternal" y este otro dice "asiento para lisiado", que yo sepa usted no va a ser madre por suerte, y no veo que esté lisiada, de lo contrario no hubiese estado ocho minutos parada acá.
La señora enfurecida gritó:
-Entonces te tenés que bajar!, ¿verdad señor conductor?.
Rápidamente, nuestro personaje dijo:
-Se equivoca otra vez, porque ese otro cartel que hay ahí, por si no sabe leer dice: "prohibido hablar al conductor", además no hay ningún reglamento que indique que me tenga que bajar por no darle el lugar a usted.
Luego de esto, en la parada siguiente, se dejaba ver que el ómnibus se llenaría de gente, por lo cuál el conductor cobrador se dispuso a cobrar uno tras otro. Ante esto, la señora espantada, y molestando en el medio del pasillo decidió tomar de los pelos a nuestro personaje e intentó quitarlo de su lugar sin resultados positivos, en este momento, nuestro personaje cansado dijo hablándole al conductor cobrador:
-Escuche, ¿podría decirle a la señora que esta no es la forma de resolver las cosas?.
Y el conductor cobrador respondió:
-Mirá, la única manera es que le dejes el lugar. Y señora, deje de pegarle.A esto la señora dijo:
-¿No era que no se le puede hablar al conductor?-
A lo que nuestro personaje y el conductor juntos respondieron:
-No se le puede hablar al conductor!.
-¿ y entonces?- dijo la indignada señora.
Nuestro personaje respondió:
-¿No ve que ahora esta cobrando no conduciendo?.La señora, confundida tanto con el conductor cobrador como con nuestro personaje, decidió rendirse, y accedió a sentarse en otro lugar que le ofrecieron. En el preciso momento en que la señora se sentó, el ómnibus paró y subió otra señora de su misma edad y un estado mayor de descomposición.
La situación inicial se volvió a repetir, nuestro personaje se preguntó que hacer, y cuando todo parecía indicar otra discusión, la señora se acercó al "asiento maternal" en el que estaba nuestro personaje y le dijo:
-M´hijo, haceme el favor de dejarme el lugar que no tengo edad para estar parada.
Nuestro personaje sin pensarlo repondió:
-Si, como no- y en ese instante se levantó, se dirigió a la puerta y se bajó en la parada siguiente.
Si bien "nuestro" personaje se fue a su trabajo y se llevó con él su extraña conducta, la señora inicial, la de la discusión estaba todavía en el ómnibus, e indignada se levantó, se dirigió al "asiento maternal", ahora gobernado por la otra anciana y comenzó otra discusión, pues, ella había luchado mucho para conseguirlo y no lo tenía.
G.Palermo (Joker23)