Para ejemplificar brevementeSon las 3:15 am, Mr. Blanco y Mr. Negro, después de una jornada de trabajo, están bebiendo la décima botella seguida de Johnny Walker. Apenas pueden mantener sus ojos abiertos, están derretidos sobre sus sillas, no piensan dejar de beber.
-¿No te parece que te estas pasando un poco? -pregunta Mr. Negro a Blanco.
-¿A qué te referís exactamente? -interroga algo enojado Mr. Blanco.
-Tanto alcohol en la sangre te va a matar en poco tiempo -repone el otro.
-¿Y quién sos vos para hablar de excesos con el alcohol? ¿eh? Son más de las tres de la madrugada y no dejaste el vaso quieto -concluye finalmente Blanco.
El argumento ad hominemEste fragmento (sabran disculparme), tiene la forma de una falacia "ad hominem" del tipo "tu quoque". En la falacia "ad hominem", el sujeto
A realiza una afirmación sobre el sujeto B. El sujeto B, en lugar de refutar la afirmación de A con argumentos lógicos, busca descalificar al sujeto A.Está claro; el "acusado" no se defiende de la afirmación sino del sujeto; no argumenta lógica y coherentemente, sino que ataca al rival. No va a buscar la pelota sino el rival (futbolísticamente hablando).
"Cotugno indicó que “si es horrible que un sacerdote abuse de niños, no es menos horrible que un papá abuse de su hijo” (180.com.uy)
¿Quién adivinó por donde viene la cosa? Excelente: este fragmento es un perfecto ejemplo de falacia "ad hominem". Tenemos básicamente, en el limitado esquema mental de Cotugno, dos bandos: los
sacerdotes enfrentados al
resto de los hombres. Lógicamente, Cotugno pertenece al primer equipo (sacerdotes), y es interrogado por los periodistas, pertenecientes al segundo equipo (resto de los hombres). Al ser interrogado sobre los sucesivos y degradantes casos (conocidos públicamente) de pedofilia, de sacerdotes sobre niños alrededor del mundo, Cotugno responde con una falacia, último refugio para basuras sin argumentos como él y toda la iglesia.
Palabras sin letras ni razon de ser¿Qué puede justificar Cotugno al respecto? Desde su posición de sacerdote, Cotugno no puede justificar ningún caso de pedofilia eclesiástica. Cotugno lo sabe; sabe que no puede argumentar coherentemente a favor de los sacerdotes, sabe que no existe justificación alguna, pero, aún así, se niega a reconocer el problema. Siendo imposible negar la realidad sobre los casos de pedofilia en sacerdotes, Cotugno tiene dos posibilidades: o reconoce públicamente el grave problema, o bien toma el indecente camino de la incoherencia falaz. Cotugno se decide por el segundo: desde el momento en que sabe que le es imposible hacer lo que la iglesia siempre hizo, mentir y negar la realidad, se ve obligado a reconocer la realidad; que los casos de pedofilia en sacerdotes son cada vez más frecuentes, que existen casos que salen a la luz pero que existen (y existieron) muchos otros que no salieron ni saldrán nunca a la superficie. Reconociendo esta realidad, Cotugno también estaría reconociendo un problema que le toca muy de cerca, un problema de colegas, por así decirlo. Pero si algo tenía de dignidad este sujeto lo ha perdido. Lejos de reconocer públicamente el terrible asunto, la horrible realidad, lejos de decir: "esto es un grave problema que no es para nada nuevo, que es delicado y que deberíamos pensar solucionar", este tipo se despacha con un conjunto incoherente de palabras. Como no puede justificar la pedofilia, como le es imposible defender lo indefendible con argumentos, apela al "tu quoque" ("tu también"). Ese
"no es menos horrible que un papá abuse de su hijo" de Cotugno elimina todo razonamiento lógico, y pasamos al mundo del sinsentido, de "el huevo o la gallina", de razonamientos circulares que lo único que enfatizan es la falta de argumentos y palabras.
Me da vergüenza y asco que se le sigan ofreciendo micrófonos a "personas" como esta para que hablen. Me asombra lo difícil que es para importantes sectores de la iglesia dejar la Edad Media.
"Yo escribo en un blog que nadie lee, pero hay otros blogs que tampoco lee nadie".
(Yo, Joker)