Si hay algo que representa muy bien a la vida, eso es la Coca Cola. El misterio a su alrededor está a la orden del día: mucho se dice, se especula, se inventa, se desmiente sobre la popular bebida. Últimamente he escuchado a muchos decir que la Coca Cola en envase de vidrio es mejor que la que viene en plástico. No podría estar más en desacuerdo; si bien es cierto que cuanto más grande es el envase de plástico, peor es la Coca Cola, cualquier consumidor reconoce que a la de 600 en su modo plástico no hay quién le gane.
Una noche de no hace mucho tiempo atrás, me encontraba con XV -las iniciales de la persona en cuestión- en un restaurante común y corriente de una calle cualquiera. Fue ahí cuando descubrí que lo de las posiciones acerca de la Coca Cola y los envases es como Dios, el Universo y la Historia: discutible, al menos. El mozo se acercó y le ordenamos nuestro pedido. Al final, cuando preguntó si íbamos a tomar algo, le contesté que sí: una jarra de Coca Cola, agregué refiriéndome a una jarra de refresco "Para 2" que figuraba en el menú a un precio visiblemente más conveniente que el correspondiente a las dos botellitas clásicas de vidrio. Antes de que el tipo se fuera le pregunté si el contenido por defecto se podía cambiar; me contestó que no, que la "Jarra de refresco para 2" sólo era de Coca cola, a lo que yo asentí sin mayores complicaciones. Sin embargo, y sin obligación de hacerlo, el mozo agregó: "La jarra para 2 solo es cono Coca porque es de máquina, la máquina sólo tiene eso". Le dijimos que no había problema ninguno y, sin decirlo, juzgué interesante probar la Coca de máquina para ver si realmente valía la pena la jarra por sobre la botella clásica de vidrio de los bares. XV, que en principio hubiese preferido Sprite, no opuso mayores quejas y aceptó la bebida de máquina.
Minutos después llegó nuestra solicitud, la famosa "Jarra para 2" con bastante hielo que nadie pidió, la pizza, orégano, servilletas. Pasó el rato. Siguieron horas y todo transcurrió normalmente. A decir verdad, en ningún momento pasó nada demasiado extraño, porque a fin de cuentas nada extraña ya. No recuerdo si lo dije en voz alta, pero era la primera vez que me ponía a pensar "estoy tomando Coca Cola de máquina". Intenté evocar el sabor y las supuestas diferencias con sus parientas de vidrio, lata y plástico, y pasé en aquella tarea varios minutos. Algo tiene, pensé varias veces, que sea de máquina le da un toque... Mañana voy a comprame una de botella para comparar sabores, definitivamente, si, esta tiene algo, es obvio, si es de máquina tiene que ser diferente; ¿si no para qué van a ofrecer una de máquina y una de botella?. Qué descubrimiento, pensar que perdí tiempo tomando aquel jarabe envasado en plástico cuando había directamente de máquina con este sabor tan especial, y ni hablar de mi época apocalíptica de Nix cola, eso si fue espantoso.
Hacia el final, cuando el mozo vino a traer la cuenta, y luego de tomar los platos y vasos y la "Jarra para 2" vacía, dijo -nuevamente sin estar obligado-: "¿estaba buena la Coca, no?", y antes de que XV o yo pudiésemos responder que sí, concluyó él mismo: "está bárbara, porque recién destaparon las botellas". Inconsciente del conflicto que había desatado con su última frase, se retiró y no lo volvimos a ver.
Una noche de no hace mucho tiempo atrás, me encontraba con XV -las iniciales de la persona en cuestión- en un restaurante común y corriente de una calle cualquiera. Fue ahí cuando descubrí que lo de las posiciones acerca de la Coca Cola y los envases es como Dios, el Universo y la Historia: discutible, al menos. El mozo se acercó y le ordenamos nuestro pedido. Al final, cuando preguntó si íbamos a tomar algo, le contesté que sí: una jarra de Coca Cola, agregué refiriéndome a una jarra de refresco "Para 2" que figuraba en el menú a un precio visiblemente más conveniente que el correspondiente a las dos botellitas clásicas de vidrio. Antes de que el tipo se fuera le pregunté si el contenido por defecto se podía cambiar; me contestó que no, que la "Jarra de refresco para 2" sólo era de Coca cola, a lo que yo asentí sin mayores complicaciones. Sin embargo, y sin obligación de hacerlo, el mozo agregó: "La jarra para 2 solo es cono Coca porque es de máquina, la máquina sólo tiene eso". Le dijimos que no había problema ninguno y, sin decirlo, juzgué interesante probar la Coca de máquina para ver si realmente valía la pena la jarra por sobre la botella clásica de vidrio de los bares. XV, que en principio hubiese preferido Sprite, no opuso mayores quejas y aceptó la bebida de máquina.
Minutos después llegó nuestra solicitud, la famosa "Jarra para 2" con bastante hielo que nadie pidió, la pizza, orégano, servilletas. Pasó el rato. Siguieron horas y todo transcurrió normalmente. A decir verdad, en ningún momento pasó nada demasiado extraño, porque a fin de cuentas nada extraña ya. No recuerdo si lo dije en voz alta, pero era la primera vez que me ponía a pensar "estoy tomando Coca Cola de máquina". Intenté evocar el sabor y las supuestas diferencias con sus parientas de vidrio, lata y plástico, y pasé en aquella tarea varios minutos. Algo tiene, pensé varias veces, que sea de máquina le da un toque... Mañana voy a comprame una de botella para comparar sabores, definitivamente, si, esta tiene algo, es obvio, si es de máquina tiene que ser diferente; ¿si no para qué van a ofrecer una de máquina y una de botella?. Qué descubrimiento, pensar que perdí tiempo tomando aquel jarabe envasado en plástico cuando había directamente de máquina con este sabor tan especial, y ni hablar de mi época apocalíptica de Nix cola, eso si fue espantoso.
Hacia el final, cuando el mozo vino a traer la cuenta, y luego de tomar los platos y vasos y la "Jarra para 2" vacía, dijo -nuevamente sin estar obligado-: "¿estaba buena la Coca, no?", y antes de que XV o yo pudiésemos responder que sí, concluyó él mismo: "está bárbara, porque recién destaparon las botellas". Inconsciente del conflicto que había desatado con su última frase, se retiró y no lo volvimos a ver.