viernes, 17 de septiembre de 2010

¿Qué pasa con los blogs?

El blog, como plataforma comunicativa, está en decadencia. O al menos, si no en decadencia, está en receso, un receso que creo, no será mortal, no acabará por eliminar al blog como canal-medio, pero si limitarlo crónicamente. Es fácil constatarlo. Desde hace ya varios meses, diría que desde mediados del año pasado (con mayor velocidad), el blog (y lo digo como usuario y lector) ha visto disminuido su tráfico: las actualizaciones, en muchos casos, son escasas, más disipadas y, en los peores casos, se ven espacios abandonados; blogs que ya no están habitados. Blogs que viven, meramente, más allá de un humano que los dirija. Congelados, nostálgicos en su propio fin.

Procesos similares: formatos
Pero este es solo un ejemplo. Pasa, se me ocurre ahora, con la música: el vinilo ha dejado paso al casete y éste al CD/DVD, que a su vez se encuentra en vías de extinción (una extinción que no es total; se trata de una extinción perpetua pero que nunca acabará, definitivamente, con el CD). Muchos dicen que el CD desaparecerá definitivamente ante la practicidad, rapidez y “democraticidad” (en tanto que todos podemos acceder a un disco con un solo click) del formato digital. Sin embargo, según puedo llegar a entenderlo (a un proceso que, repito, se acaba de inaugurar en nuestro tiempo pero lleva larga data y se sucederá hasta el fin de los tiempos), la frenética sucesión de medios y formas comunicativas (y también otras) no comprende, como lo vaticinan los apocalípticos del CD, la aniquilación progresiva del medio obsoleto. Quiero decir: la aparición (y proliferación) de lo digital en la música, lejos de eliminar completamente el formato tangible (CD, vinilo) lo limita, es cierto, pero de ninguna manera lo mata. Lo que hace es reafirmarlo como medio. Es imposible (lo repito IMPOSIBLE) que el CD desaparezca dejando paso libre al medio digital (mp3, 4, 4, 5, 6, 7, 8,9, etc.), ya que ambos operan formas diferentes sobre lo mismo: mientras que el CD aporta ciertas formas artísticas en su caja, cierto concepto de álbum como pieza concebida y hasta una pieza de colección, lo digital aporta rapidez en el acceso y practicidad, pero pierde las concepciones del CD como objeto de colección. Juegan, en el mismo partido, funciones diferentes, posiciones diferentes en el mismo campo de juego.

Siempre existirá la necesidad humana de tener el medio en formato físico: el diario, el semanario, la revista, el comic, el álbum, el CD, el libro. Todos estos, si se pone atención, tienen su alter-ego digitalizado: el portal digital, el motion-comic, el álbum digital, mp3, e-book… y sin embargo no logra desterrar a su antecesor. Eso es porque pertenece a otra categoría. Un libro (físico) nunca podrá eliminarse por un texto de Word, pero si por un libro con tapa dura, edición de lujo, etc…

Batallas internas
Asimismo, es interesante ver como, en paralelo a la categoría física, lo digital juega su propia batalla interna. Por ejemplo, tenemos el formato físico para escuchar música: vinilo, CD, DVD. La era digital, por su parte, ha generado su propia gama interna de primos hermanos: mp3, mp4, mp5, I-pod, palm. Al igual que los primeros, se suceden entre si; van evolucionando pero no en el sentido clásico del término: se suceden de forma frenética, hipertrófica; giran furiosamente sobre su propio eje. Insisten, obstinada y bobamente, en su propia esencia: reproducir música, luego reproducirla en mejor calidad, luego agregarle imágenes, luego sonido envolvente… y así siguen y seguirán, como bólidos, hacia el infinito, no aportando algo diferente, sino recargando se sobre su propia función.

Lo mismo con el cine. Las primeras formas de cine consistían en una paleta de imágenes que se movían a gran velocidad, luego llegaría la proyección en la oscuridad. Luego, a aquella cinta única, se le agregó la edición, el montaje y todo cambió. Al montaje en la moviola se le lo está cambiando por el montaje digital. La esencia es siempre la misma: proyectar imágenes, pero cierta necesidad humana insiste en girar sobre el mismo eje de lo ya inventado.

Entonces ¿Qué pasa con el blog?
Volviendo ahora al blog, éste parece haber corrido la misma suerte que, por ejemplo el mp3 o el CD: nunca va a desaparecer, en tanto que su conformación le permite ciertas posibilidades que twitter y facebook no. Pero, sin embargo, no cesa de apagarse lentamente (reitero, sin un final).

¿Por qué? Seguramente debido a la nueva modalidad discursiva y de comunicación de la era actual. Vivimos en pleno apogeo de la imagen. Esto debido al ritmo acelerado de la sociedad actual, que no tiene tiempo para perder, por lo que, mientras antes era necesario tomarse dos o tres minutos para leer un artículo y enterarse de las tormentas que asolan Bangladesh, ahora una sola imagen conjuga dentro de sí lo que antes aparecía en dos párrafos. En pos del menor esfuerzo y la rapidez, hemos dejado de movernos por asimilación, procesamiento y racionalización de lo que recibimos del exterior, para operar por golpe de vista, por fascinación: por la fatal fascinación de ver. Hoy, una imagen vale más que mil palabras. Si antes, en la modernidad, la era del progreso, y bla bla bla, la sociedad se ponía al servicio de sujetos formados, que buscaran y se interesaran por el mundo, por sujetos que no solo recibieran la información sino que la procesaran mentalmente a fin de entenderla, en el presente ocurre lo contrario: recibimos la información (ya procesada, como se han cansado de decirnos) no para entenderla y asimilarla, no para procesarla y determinarla, sino, meramente, para “estar informados”, para actualizarnos, para estar al día. Lo que antes era una captación activa, hoy es una recepción pasiva, un bombardeo en el que lejos de tamizar y descartar lo inútil, todo se recibe inconscientemente. Somos una suerte de cámara: solo observamos y almacenamos los datos que recibimos.

El estado de la comunicación actual
Es en parte por esto, que la comunicación parece mutar siempre hacia formas más primitivas y básicas de intercambio. Los medios cada vez se empeñan más en decir las cosas con menos palabras (de hecho twitter tiene 140 caracteres para decir) y más rapidez. De esta forma democratizamos (democracia en el laxo sentido actual) la comunicación: pero también la asesinamos. La comunicación en las formas actuales, lejos de unirnos, lejos de ampliar el rango de utilidades lo único que logra es negarse a si misma: es ofrecer, de forma anormal, más y más medios para comunicar, más y más posibilidades de comunicar, olvidando lo básico de toda comunicación, la clave que debe desencadenar el acto mismo de comunicar: tener algo para decir.

7 comentarios:

@sirbuntalot dijo...

De acuerdo con la sentencia final. Los avances en las tecnologías de la comunicación están logrando un efecto inverso al deseado. Creo que vivimos más alineados que antes. ¿Hace cuánto que no hablamos con los padres de nuestros amigos? Antes llamábamos a las casas y nos topábamos con hermanos, padres... el celular ha eliminado eso.
¿El blog? no entiendo todavía qué estado evolutivo ocupa; sí creo que quedará un "mercado residual" de personas que lo utilicen seguido. Lo mismo pasará con twitter y FB. La pregunta debe ser "¿qué vendrá después?" o "¿Qué necesidad comunicativa habrán de inventar?"

Joker 23 dijo...

Es que precisamente, la "necesidad comunicativa" ya está creada, porque es una necesidad inmanente del ser humano. El asunto es que, y ahi parece estar el tema, el humano mismo ha atrofiado esa necesidad, multiplicandola locamente sobre si misma.

Saludos.

Patty dijo...

Cuando ambos empezamos nuestros blogs, estos ya no estaban de moda. ¿Nos quejamos? No, los elegimos porque sentíamos la necesidad de decir algo. No creo que sea malo que muchos esten semi abandonados. Yo he visto varios muy buenos que no dejan de crecer día a día (si, hay gente que actualiza a diario y tiene un millón de cosas interesantes para contar).

Sobrevive el más fuerte, supongo...

Saludos.

Martín dijo...

Esto de los blogs, como todo en la vida, tiene sus altibajos. Dudo que desparezca, pero definitivamente la ola de la moda ya pasó.

Quizás la nueva etapa de decadencia sirva para desalentar a algunos (se crea un círculo vicioso). A mí me pasa de frustrarme porque cada vez menos gente me comenta.

Pero, al final del día, lo que importa es que, si uno tiene algo para decir/contar/compartir, tenga cómo hacerlo.

El blog va a estar ahí, para cuando lo necesite.

Saludos!

Joker 23 dijo...

Espero que así sea, de hecho estoy convencido. Si algún día decido desaparecer voy a borrar todo, no sea cosa que los aliens se caguen de la risa leyendo las cosas que hay acá. Aunque no creo, por otra parte, que sea tan importante.

Gracias por pasar.

pd: lo de los comentarios, Martin, es algo cierto. Pero pensá que es una bajada general, blogs que tenían 25 hoy tienen 11, etc...

andal13 dijo...

Vo, actualizá el número de teléfono al que hay que llamar si se disiente con las opiniones vertidas en este blog (no me dirás que no te quedó claro el cambio después de ver y escuchar 5846828578058760 el aviso del de remerita verde y la reina de la encandilada...)

Con respecto al tema que nos ocupa, estoy de acuerdo contigo (por eso no llamé); han desaparecido sin dejar rastro blogs, bloggers y comentaristas, tal vez en aras del Caralibro, en tanto que los que seguimos en el formato blog sentimos que tenemos cada vez menos lectores (lo que no deja de frustrarme, lo confieso, dado que pongo mucho esfuerzo y dedicación en mis columnas y en mis dibujos), pero tal vez sea como plantea Hernán Casciari, veterano en estas lides: el blog morirá, pero siempre habrá un lugar para quien tenga algo que decir. Para los demás, siempre habrá nuevas modas.

Joker 23 dijo...

Lo interesante es ver hasta que formas mínimas de comunicación se llegará en el futuro.

Voy a actualizar el número... pero nadie, nunca, llamó.

Saludos