martes, 5 de octubre de 2010

Rumbo errado: la ley del clamor popular

¿Qué es esto? ¿Qué está pasando? Todo comienza a dar un poco de miedo. Realmente; da miedo. La pérdida total de rumbo ha alcanzado finalmente, y este hecho es la muestra cabal que lo confirma, a todas las esferas de lo social. ¿Entre qué reglas, acaso, vivimos? Ya nadie puede, en rigor, contestar esa pregunta sin dudar una, dos y mil veces.

El hecho es simple y repetido: dos tipos entran a robar a un comercio, uno está armado, el otro no. Uno se abalanza sobre el comerciante que, en el acto, le dispara y lo mata ahí mismo. El comerciante le dispara también al otro que sale corriendo y cae en la vereda, sin morir. La policía llega y constata la muerte de uno de los malhechores y descubre que el otro, el que tenía el arma, portaba un arma de juguete. Eso ocurrió el pasado jueves en un comercio ubicado en la calle Eduardo Víctor Haedo.

No vamos a ponernos a decir ni juzgar si a los ladrones hay que matarlos, quemarlos, dejarlos libres, etc., ni tampoco si el comerciante estuvo bien o mal, o debería haber matado al otro también o no debería haber disparado. Pero lo que si podemos decir es; ¿de qué estamos hablando? Hablamos de un tipo que mata a otro porque éste amenaza con robarle en su negocio. Hablamos de un tipo que le dispara a los ladrones y mata a uno de ellos para defender su negocio. Después que el comerciante hizo lo que hizo, la policía le comunica que el arma con la que lo amenazaron era de juguete.

En resumen: el comerciante mató a un tipo desarmado y a uno con un arma de juguete, que intentaban robarle.

Lo verdaderamente terrible de esto no es el disparo, ni la muerte, ni las palabras de cocodrilesco arrepentimiento del comerciante ante las cámaras de La Tele. Lo que aterroriza brutalmente no es ya la escena (de por si lamentable y tragicómica, traída de Los tres chiflados en versión negra), lo que aterroriza es la inversión de las leyes morales: el travestimiento que sufren, de un día para el otro las concepciones de lo que está bien y mal, de lo que se puede hacer y lo que no; el quiebre de todo límite entre el bien y el mal y, también, entre el juego y la realidad. Dos tipos entran a robar, dispuestos a hacerlo, y en realidad juegan a que van a robar; juegan a robar y van a robar. Juegan a matar con un arma de juguete, pero en realidad quieren matar con un arma de juguete. Pero este sería otro tema.

Retomando: es alarmante el giro violento que toman los hechos ante la percepción de la sociedad; lo ocurrido es lo mismo de siempre, pero hoy, con el comerciante libre, ha cambiado algo. La medida tomada por el juez Daniel Tapie (a cargo del caso) se ampara en Derecho, pero más que ley es la respuesta a una agitación social; la medida de dejar en libertad al comerciante que mata a un tipo a balazos, en este mundo enfermo, responde más al pedido general de linchamiento que a las leyes puras y duras.

Y si no, miremos qué dice en los libros de Derecho, es muy simple:

Queda configurada la legítima defensa cuando se dan, necesariamente, tres condiciones:

1) una agresión injusta;
2) que exista proporción entre el medio empleado para defenderse y el empleado por el agresor;
3) que quien se defiende no haya provocado al agresor.


No hay que ser muy astuto para darse cuenta que acá lo que se hace es manipular la ley para satisfacer el pedido popular; como si estuviésemos en la Edad Media, todos sentimos cierta satisfacción al ver cumplido el pedido de la masa eufórica. Ese pedido, que no viene solo de la masa sino de las mismas autoridades al mando (recientes y antiguas declaraciones de hombres al poder lo demuestran), es el de la justicia por mano propia.

¿Se trató, en este caso puntual, de legítima defensa? La primera regla se cumplió a medias: los asaltantes arrinconaron al comerciante. Lo que es injustificable es decir que la segunda se cumplió; no existe ningún tipo de relación proporcional entre el medio empleado para atacar (mostrar un arma de juguete) y el medio empleado para defenderse (matar de un tiro a uno y herir al otro). Y me dirán ¡pero el comerciante no sabía que el arma era de juguete! Y yo diré ¿y cuál es la diferencia? ¿Cambia el hecho que el arma sea de juguete? A la mierda con esas excusas. La ley es la ley, lo sabemos desde el lejano oeste, y acá hay un tipo que mató a otro que lo amenazó; y eso merece una pena carcelaria. Pero claro, parece que ahora esta bien visto, y amparado por ley, matar para defenderse. Es absurdo que un sujeto que reacciona así esté suelto pro la calle, es estúpido. No hablamos de justicia o injusticia; hablamos de reglas, nos gusten o no esas reglas, que son las que rigen nuestra vida.

Si seguimos retrocediendo corremos el riesgo de desaparecer.

7 comentarios:

Martín dijo...

Como abogado, me veo en la obligación de opinar.

El caso es un caso típico de legítima defensa putativa, que se enseña en cualquier clase de Derecho Penal.

El comerciante está perfectamente amparado por la ley.

No me interesa decir si lo que hizo está bien o mal, pero que la ley lo ampara, lo ampara. No me quedan dudas.

Joker 23 dijo...

Yo no soy abogado, por lo tanto no opino dede la abogacía. Opino que un tipo que mata a otro que lo amenaza con un arma de juguete merece ir a la cárcel. Es estúpido que siga suelto, sobre todo cuando se lo escucha hablar. Me importa un sorete si el arma era de juguete... entonces yo me paro en la puerta de mi casa y al primer tipo que se me acerca a joderme le vuelo la cabeza de un tiro y no me pasa nada???

¿Cuanta gente fue presa por hacer lo mismo que este? No me mientan en esto porque se que es así. Se que hace años que hay gente que va a la cárcel por hacer lo mismo que hizo este. El dercho es una mierda contradictoria.

Joker 23 dijo...

Más allá del derecho: entonces justificamos una total disonancia entre acción y reacción? Es una locura. Es como decir; "EEUU tiene todo el derecho de matar, invadir y violar Iraquíes porque supuestamente tienen armas de destrucción que podrían ser peligrosas. Es un caso similar: entonces el comerciante tiene derecho de volarle la cabeza a otro porque este podría tener un arma que podría utilizar?

Martín dijo...

No, el comerciante se encontraba en una situación tal en la que creía que su vida corría peligro, todo indicaba eso. Vio un arma y no tenía razón por la cual creer que no era real.

Cuando a vos te amenazan con un arma, se la pedís para ver si es de verdad?

El comerciante vio al tipo amenazando su vida, y su respuesta fue proporcional. El ladrón no pasó por la vereda de enfrente. No es un caso como el de las armas de destrucción masiva, porque acá hay una amenaza.

Decir que lo que hizo el tipo es equiparable a la doctrina del ataque preventivo me parece un razonamiento hiperbólico total. Te parece que es disonante amenazar a alguien con un arma y que éste responda con una?

Si vos querés dispararle al que pase frente a tu puerta y te joda, allá vos, pero vas a ir preso. Ahora, si el tipo viene con una navaja y te amenaza, no tenés derecho a defenderte? No es justicia por mano propia, es legítima defensa. Tu vida también vale. Ni que hablar, si vos no sos el agresor, sino un tipo que se defiende.

Pensalo.

Joker 23 dijo...

Martin, supongo que hablamos de dos cosas a la vez. Claro que la vida vale, claro que hay que defenderla. Claro que hay que defenderse. Pero no hay que salid con lágrimas de cocodrilo por la tv a pedi ayuda.

Si me amenazan con un arma ¿cómo respondo? Trato de evadir la situación a cualquier precio. Es simple. Responder con otra arma es una actitud de simio, y este tipo es un jodido enfermo que reaccionó como un primate.

Entiendo lo que me decís, pero yo tengo una duda: ¿no es raro que el comerciante pueda haber sacado su arma y dispararla, mientras "supuestamente" el chorro le apuntaba con su arma? Es medio raro de entender: el comerciante "supuestamente" tiene un caño en la cabeza y le da el tiempo para sacar su pistola de abajo del escritorio y descargarla en el ladrón? Yo esa no me la creo.

En fin.

Saludos

pd: entiendo que no puede adivinar si el arma es o no de juguete. Pero el resultado sigo viéndolo como desigual: un tipo con un arma contra un tipo sin arma. Lo lamento si el arma era de juguete, el resultado es el mismo y el tipo debería estar preso. No hace fata más que escucharlo, es un enfermo mental.

Martín dijo...

Creo que hay dos niveles para ver el tema.

El primero es el de la evaluación jurídica de la situación. Esa, para mí, es clarísima: si alguien me apunta con un arma, simulando que es de verdad (porque no me apuntan con un arma para decirme que es de juguete), entonces la ley me ampara en defenderme.

Es desigual? En los hechos, lo es. Pero yo no tengo forma de saberlo. Para mí está en juego mi vida, y entre la mía y la del tipo que vino a robarme, no tengo dudas (y no es porque el tipo sea un ladrón, sino porque mi vida vale más para mí, porque es mía... en una agresión no provocada por mí).

La ley me ampara, otra vez lo digo.

El segundo nivel de análisis es personal. Está bien que vos pienses que está mal responder con un arma. Yo también trataría de evadir la situación (a mí me dan miedo las armas y jamás tendría una), pero eso no es igual para todos. Algunos responden con armas. Es su prerrogativa (que no es lo mismo que decir es su derecho, porque nadie tiene el derecho de matar a otro, sino que hay causas, como la legítima defensa, en las que no se pena).

No creo que sea un simio un tipo que pone su vida por sobre la de un agresor. Que yo no podría hacer lo mismo, está claro (y por lo visto vos tampoco), pero no todos actuamos igual.

En este segundo nivel está el tema de lo que haya dicho el tipo y las lágrimas, y eso. Desconozco, no miro esas cosas (ni debería para evaluar la situación, porque es algo extrajurídico). Me consta que la cosa se está yendo al carajo, y que las declaraciones de la gente cada vez huelen más a justicia por mano propia (con la que estoy totalmente en contra). Pero es otro tema.

Finalmente: sobre lo "raro" de la situación... puede ser, tendría que conocer bien los hechos. Imagino que debe haber existido una reconstrucción. Pero no tengo por qué pensar que el comerciante se dedica a apuntar a todo el que entra. Yo qué sé.

Saludos!

Martín dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.